A medida que se profundizan las tensiones en el frente ruso-ucraniano, el precio del oro ha iniciado un repunte desde el comienzo de la semana.
El martes 15 de febrero, el oro experimentó un cambio de tendencia, superando los $ 1850/oz. A partir de aquí se desencadenó una verdadera suba, que en el lapso de dos días llevó al metal amarillo a $1900/oz.
Según analistas de Morgan Stanley -banco mercantil con sede en Nueva York- la razón es obvia: cualquier conflicto tendría graves consecuencias considerando los problemas de suministro y el alza de los precios del gas natural y del petróleo.

Según los últimos datos de Eurostat, la Unión Europea utiliza gas natural para cubrir el 25% de sus necesidades de energía primaria. Rusia tiene las mayores reservas del mundo y abastece a Europa Occidental con alrededor del 40% de su consumo, convirtiéndose de facto en el principal proveedor. Un tercio de los suministros llegan a Europa a través de Ucrania.

El miedo a que, en caso de conflicto, Europa tuviera que ceder ese 30% habría generado temores entre analistas e inversores. El precio del gas natural se ha disparado en el hub holandés (+8,17%). Los precios también subieron en el hub británico (+7,58%).

Por el lado del petróleo, Rusia exporta actualmente alrededor de 5 millones de barriles diarios de crudo.

Dado que las exportaciones de energía representan el 60 % de todas las exportaciones rusas y el 30 % del PIB del país, las sanciones de los líderes occidentales podrían ser un elemento disuasorio (o una respuesta punitiva) a una invasión. Sin embargo, según los analistas de Morningstar, es de esperar que las exportaciones de crudo de Rusia no se vean afectadas. Las repercusiones en casa serían demasiado importantes: la oferta se asfixiaría con la consiguiente subida del precio (ya muy elevado).

Por otro lado, Rusia puede optar deliberadamente por limitar sus exportaciones de petróleo y gas para castigar a EE. UU. y la Unión Europea. Sin embargo, esto sería un gran sacrificio para la propia Rusia, dada su dependencia de los ingresos del petróleo y el gas. Además, esto endurecería aún más las ya tensas relaciones con las potencias europeas.

Por lo tanto, las sanciones y limitaciones a las exportaciones voluntarias parecerían estar excluidas.

El riesgo de invasión, sin embargo, genera el temor de bloquear los flujos marítimos con envíos desde el Mar Negro, un punto estratégico desde donde Rusia exporta en promedio 2 millones de barriles diarios. Aunque la mayoría de los envíos llegan a las refinerías europeas a través del oleoducto Druzhba -que atraviesa Bielorrusia y evita Ucrania-, el riesgo de que los canales se cierren con la consiguiente disminución de la oferta sigue siendo una hipótesis real considerada por los inversores.

El riesgo geopolítico que acarreó la crisis sería un elemento clave en el aumento de los costes energéticos: cualquier conflicto provocaría un auténtico boom inflacionario.

Por tanto, el escenario actual habría llevado a los inversores a refugiarse en el activo refugio por excelencia, desencadenando el rally.